
Crisis económicas, mercados cambiantes y consumidores exigentes, conforman el panorama comercial de un mundo globalizado que no para de crecer en materia de intercambio.
Por Vanesa Galli | Licenciada en Marketing
Las reiteradas crisis macroeconómicas hacen que los ciclos de vida de los productos o servicios que comercializamos sean cada vez más cortos. Las innovaciones tecnológicas que a diario nos invaden hacen del mundo de los negocios un mercado vertiginoso que cambia a pasos agigantados y donde solo en que está dispuesto a adaptarse a las nuevas demandas sobrevivirá.
Nos encontramos frente a un consumidor exigente, que compara precios y calidades, que ya no se casa con marcas reconocidas y líderes del mercado. Que pide a gritos ser escuchado y que sus necesidades y deseos sean satisfechos a precios bajos, un consumidor que se ha levantado muchas veces de grandes caídas y que está en todo su derecho de reclamar cuando algo no lo satisface.
La competencia es agresiva, intensa y en grandes cantidades. Los consumidores se encuentran frente a un número amplio de ofertas que satisfacen la misma necesidad y solo el que esté a la altura de las circunstancias será el elegido. Esta ardua competición por ser adquirido nos obliga a estar creando y transitando continuamente caminos nuevos, donde solo la prueba y error pareciera ser la mejor estrategia para posicionarnos de manera eficaz en la mente de los consumidores.
Una escucha activa hacia el cliente potencial sumado a una observación experta son las claves del éxito en la actualidad. Solo quien está atento a lo que la gente pide es quien sigue vigente, y quien, en consecuencia, sabe buscar una ventaja competitiva para diferenciarse del resto de los oferentes. Para poder destacarnos es necesario que sepamos dónde y cómo debemos hacerlo, esa información solo la tienen los clientes.
A diario vemos como muchos proyectos comerciales caen, algunos no han superado los dos años de vida y otros son negocios de muchas décadas. Lo que todos ellos tienen en común es una gran falencia en el área comercial: no saben vender, ni venderse. Hay una escasez enorme de personas calificadas para vender y el fracaso de un posible intercambio comercial hace que los egos se derrumben y no puedan levantarse con facilidad, la falta de motivación por parte de los conductores de equipos de ventas no aporta de manera positiva.
Planificar a corto plazo se ha vuelto indispensable, al tiempo que vamos corroborando los resultados obtenidos, según los objetivos que nos planteamos. Capacitarnos constantemente es un factor primordial, al tiempo que tenemos que saber transmitir lo aprendido a nuestros equipos de trabajo.
La creatividad nunca fue más requerida que en estos tiempos, solo las buenas ideas – y bien ejecutadas – son las que retornan rápidamente en forma de activos.